jueves, 8 de noviembre de 2007

Alma de Bolero

Varias regañinas he recibido en los últimos días por tener abandonado este blog, varias veces he intentado escribir un post, y otras tantas, he enviado a la basura lo ya escrito.
Y es que hace varios días, algo más de dos semanas tal vez, que apenas puedo concentrarme, apenas puedo prestar atención a las cosas que me rodean, y quizás, si no me concentrara, apenas si podría respirar.
Y no me puedo concentrar, por la sencilla razón de estar enamorado; así, casi de repente, casi cuando había perdido esperanza de volver a sentir sensaciones ya olvidadas, cuando solo mis estudios y mi profesión parecían lo único importante en mi vida, cuando parecía que tenía mi vida ordenada, dentro de lo razonable, en ese momento, de improviso, Ella, Ana, entro en mi vida, con su sonrisa por bandera, y su encantadora, hechizante timidez que te conquista a primera vista.
Y vino para llenarme el alma y la mente de sueños, de esperanzas, de pasión, y de maravillosa locura, locura adolescente que recorre las venas llenado todo el cuerpo de calidez.
Y es que el amor es calido como una buena canción de amor, quizás como un bolero, para mi gusto el tipo de música que mejor ha reflejado jamás este maravilloso sentimiento.
Pero además vino a iluminar mi cara con una, porque no decirlo, un tanto estúpida sonrisa con la que me despierto, me ducho, voy a clase, cocino, estudio y hago ejercicio, y esa sonrisa se amplia, más si cabe, con cada llamada o mensaje, con cada hora que se acerca a la hora de poder charlar con ella tranquilamente. Y sobre todo, con cada día que pasa para volver a verla, un poco más de ilusión, un poco más de amor y un poco mas de vida me invade.
Dice la canción que la vida te da sorpresas, y de vez en cuando, estas sorpresas son maravillosas, así que una vez más la vida me ha sorprendido, gratamente esta vez, poniéndome el alma de bolero.
Por eso os pido, a aquellos que me habéis regañado, os pido un poco de paciencia y que comprendáis que llevo intentando varios días poder poner en palabras lo que siento, lo que siento por ella, y buscando, con poca fortuna, como se podrá comprobar, palabras suficientemente hermosas para describir a la culpable de mis sonrisas, de mis sueños e ilusiones, y la responsable de que vuelva a sentirme vivo de verdad.

Para ti mi amor, porque si no encuentro las palabras adecuadas, las
inventaremos…